sin temor y sin pereza,
y en ésa de Fortaleza
lograron ser campeones.
Nadie toca los balones
como la escuadra española,
aunque hay veces que la bola
no quiere en la portería
entrar por más puntería
con que tire el jugador.
Pero España, con valor,
jugando se queda sola.
Sólo nos queda Brasil,
fuerte y sólido rival,
pero no jugando mal
se vence hasta al más hostil.
En este juego viril
hay que echarle mucha saña
como sabe echarle España
y hay también que tener suerte,
pues si el contrario es más fuerte
con astucia se le engaña.
Ya veremos el domingo
lo que ocurre y si hay fortuna
o, si a la luz de la Luna,
nos dejan hechos un pingo.
Quizá demos un respingo
dominando a la carioca,
pues la pelota está loca
en eso de marcar gol.
Puede que hasta luzca el Sol,
que no es ninguna bicoca.